En una
entrevista al tenista Roger Federer comentó que Rafa Nadal le había privado de
muchos títulos, pero al mismo tiempo le había permitido mejorar como tenista . El
premio estimula pero estimula mas sentir de cerca el aliento del competidor,
ese aliento que sientes detrás de la oreja y que te exige no bajar la guardia
en la lucha por ser el primero, por ser el mejor….
Y por eso competimos desde pequeños,
en casa con los hermanos para ganar la atención de los padres, en el colegio con
los compañeros por la nota más alta, en las discotecas con las amigas por
atraer las miradas de los chicos más guapos.
Y cuando nos convertimos en
adultos seguimos compitiendo bajo el agudo repicar de la Campana de Gauss y
para aprobar un master o una oposición las calificaciones no bastan con ser
buenas tienen que ser mejor que las demás Y en el trabajo en las grandes empresas no basta con
ser eficiente, tienes que ser el mejor Aunque todos hagan un excelente trabajo, por
sistema alguien tiene que perder. Y así sea cual sea el ámbito en el que
compitamos solo uno puede estar arriba, solo gana uno….. Los demás son
perdedores.
Y así es como nuestra
sociedad se ha ido llenando de perdedores: en el estudio, en el amor, en el trabajo…..Personas
con la autoestima destruida, desilusionados con el sistema que las ha privado
de algo que merecían tanto o más que los ganadores…Son la otra cara de la medalla,
la cara oculta de la medalla. Y ya no les queda más alternativa que rebelarse,
protestar de forma directa, reivindicando sus derechos. O protestar de forma
indirecta en pequeños grupos, envenenando
a los demás, contagiando el negativismo y extendiéndolo como una mancha
de aceite en el mar. O retirarse de la sociedad por miedos e inseguridades,
deprimiéndose y encerrándose en sí mismos. O consumir arbitrariamente; gastando
más de lo que pueden, hipotecándose más de lo necesario, abusando de tarjetas…Está
opción es la que más le gusta al sistema.
O evadirse
del sistema escribiendo, como hacemos muchos, y esta opción es la que más me
gusta a mí. Intentando corregir lo que se tuerce por medio de la escritura,
buscando justicia a través de las
palabras, inventando una nueva realidad con la escritura .
Yo creo que
por eso escribo porque la realidad, mi realidad a veces no me gusta, porque no
encuentro mi sitio, porque quiero encontrarlo y quizás por eso tú me leas porque también
buscas el tuyo. Y esa es la esencia de un
escritor crear una realidad donde los lectores se puedan refugiar aunque ese
escondite solo dure una capitulo, un párrafo, un frase, una palabra.
Siempre he
pensado que competimos no por el premio, ni siquiera por la adrenalina de
competir sino por la necesidad que todos tenemos de sentirnos únicos y cuando
ganamos nos sentimos únicos…los mejores
Cuando leemos en esa
pequeño y acogedor refugio que nos ofrece un capitulo, un párrafo o una frase,
nos sentimos únicos. Sentimos que el escritor escribe solo para nosotros, se ha
colado en nuestra casa a través de un párrafo y nos ha llevado frase a frase, palabra a
palabra a otra realidad. Son momentos equiparables a cuando tu pareja te dice que
nunca había querido a nadie como a ti, o cuando tu jefe te dice que tu proyecto
es tan bueno que lo van a presentar en el consejo o cuando recibes una promoción exclusiva de tu
marca favorita.
Hasta que la
magia se rompe cuando descubres que la promoción exclusiva se la han ofrecido
también a tu amiga, a la amiga de tu amiga y a la madre de su amiga. O
cuando llegas al consejo para presentar tu proyecto y compruebas que todos tus compañeros
también presentan un proyecto. O cuando tus amigas te abren los ojos diciendo
que tu pareja les ha dicho las mismas palabras a todas sus novias…
Pero lo peor
es cuando vas a la feria del libro en busca de la firma del autor que escribió
ese capítulo, ese párrafo, esa frase que te hizo sentir que en el mundo solo
existíais él y tú…. Y ves una cola de más de 100 personas que buscan lo mismo
que tu porque han sentido lo mismo que tu…
Competimos
por la imperiosa necesidad de sentirnos únicos pero no somos únicos, somos
actores predecibles, en escenarios construidos e ideados por otros, no nos
salimos del guión que esos otros han creado, ni cambiamos la puesta en escena. Esos
otros manejan los hilos y nosotros bailamos a su ritmo no al nuestro.
De pequeña
me impacto la escena del zorro del Principito:
“Uno se siente siempre
responsable del animal que ha domesticado” le dice el zorro al principito. Y este en voz en off reflexiona: “El ya no era como los demás zorros del
mundo. Yo lo había domesticado, y ahora era único, al menos para mí”
Pero de
mayor me di cuenta que no siempre funciona:
He visto empleados
“adoptados”
por una empresa durante más de 20 años y de repente y sin motivo prescindir de
ellos de la forma más miserable
He visto parejas
“adorarse”
durante años y de repente romper la relación de forma mezquina
Y he visto amigos
que se han querido como hermanos, darse
la espalda cuando más se necesitaban
Todos ellos han
llegado al corazón del dolor, al centro mismo de la pena, se han vaciado de
sentido y parecían a punto de romperse en mil pedazos como una fina placa de
hielo sobre un lago negro.
Todos necesitamos
aferrarnos a algo para no caer en la profundidad de esas aguas negras,
aferrarnos a alguien para encontrar una justificación para lo injustificable,
una explicación para lo inexplicable. Necesitamos un mensaje, una señal que
ponga las cosas en su sitio. Pero ese
mensaje, esa señal solo puede salir de nosotros mismos, de nuestra fuerza interior
no podemos esperarla de fuera.
Piensa que
eres único para ti aunque no lo seas para nadie más, recurre a la imaginación y
encontraras la señal, descifraras el mensaje que corría encriptado por tus venas
Sal a la calle empieza a hablar con un
desconocido y cuéntale tu vida, una vida inventada, o soñada, errada o cierta…
Al contarla te sentirás un actor protagonista en una película donde tú has
creado el guión. Después te despides del desconocido sin darle tus datos de
contacto, seguro que no lo vuelves a ver, es la ventaja de vivir en grandes
ciudades. Y el desconocido seguro que se queda encantado. La gente esta deseando
que le cuenten historias, por eso ven películas, leen libros, van al teatro….Que
sean reales o ficticias, es lo de menos…. Hay tantas combinaciones posibles, tantas posibles
vidas en una persona: las soñadas, las reales, las vividas y olvidadas, las
pasadas y recordadas, las que aún quedan por vivir y las que nunca viviremos ¿Y
cuál es la verdadera: una, otra, todas o ninguna? Lo importante es hablar de alguna de ellas con
alguien. ¡Hay tanta gente que no tiene con quien hablar, que no tiene vidas que
escuchar……! Y después acabarás contando alguna de esas vidas
a tus conocidos, será más difícil pero lo harás y así empezaras a componer
tu melodía, a seguir tu ritmo.
Siempre me fascinó el
personaje de Sherezade. Con que gracia y entusiasmo le debió contar las
historias al Sultán Shariar para no solo conseguir salvar su vida, sino además
enamorarle hasta tal punto que llegó a convertirla en su reina
Ojala nosotros
inventemos una historia con un guion propio pero común, donde
todos bailemos siguiendo nuestro propio ritmo y con la misma melodía, no por el
afán de ser mejor que el resto sino por el simple deseo de vivir y disfrutar
bailando, donde ganen más y pierdan menos pero todos nos sintamos especiales, donde
las medallas no tengas dos caras, donde no exista la cara oculta de la medalla o tal vez ni
siquiera existan medallas.
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