viernes, 21 de febrero de 2014

DE REPENTE ...




El otro día fui a un funeral. Era el funeral del hermano de una amiga. Murió durmiendo, un infarto a los 44 años. Durante la homilía el cura hablaba parsimoniosamente mientras  decía: Nos dejó de repente, le recordaba cariñosamente mientras volvía a decir: Se fue de repente, nos  agradecía amablemente la numerosa asistencia  mientras añadió otra vez: Murió de repente.
Y mientras el cura hablaba, recordaba y agradecía, y mientras lo hacía parsimoniosa, cariñosa y amablemente yo pensaba en lo que significa la palabra de repente, pensaba por qué motivo el cura la repetía tanto y pensaba que no me gustaría morirme de repente, que  no me gustaba la palabra de repente, ni las cosas que pasan de repente.
No me gustaría perder mi trabajo de repente, ni tampoco encontrar uno mucho mejor de repente.
 No me gustaría que mi marido me dejara de repente ni me gustaría irme con otro de repente.
No me gustaría hacerme millonaria de repente ni tampoco perder lo poco que tengo de repente.