sábado, 19 de diciembre de 2015

ENCERRADA

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Se llama Cristina. Tiene 25 años. Y hoy ha salido con sus tres mejores amigas a la discoteca de moda para tomar unas copas pero sobre todo  para ver si estaba el chico que desde hace tres meses la vuelve loca. La discoteca se llama la "Vía láctea" porque está lejos de la ciudad , lejos de la contaminación lumínica y por las noches puedes contemplar las estrellas.
Ya  en la discoteca Cristina y sus amigas hablan y se ríen sin parar, se confían secretos y se cuentan intimidades mientras de fondo se oye WISH YOU WERE HERE de PINK FLOYD.   Hasta que de repente  en lo más animado de la conversación se acerca un chico. Es el chico que a Cristina le quita el sueño.

sábado, 12 de diciembre de 2015

EL ACANTILADO


Cerró la puerta de su casa y salió . Su rostro reflejaba una tenue sonrisa, casi invisible . Una sonrisa huidiza a la mirada de lo demás.   Y mientras caminaba las nubes le acompañaban, unas nubes como humo blanco, como algodones muy tenues casi invisibles . Nubes huidizas como su sonrisa . Nubes huidizas como los amantes que cuanto más se alejan mas los deseas. Nubes huidizas como su padre. A medida que andaba las nubes lentamente se alejaban. Era como si unas manos inmensas fueran abriéndole paso en el cielo para iluminar su camino en el tierra. Y esas manos fueran moldeando, ciñendo, abriendo el cielo azul a grandes lagunas donde se pierden los ojos.

EL SONIDO DEL MAR

Resultado de imagen de javea los acantilados y las olas

La luz me despierta. Mi primer pensamiento fue que estaba en Madrid y  tenía que ir a trabajar. Pero en mi segundo pensamiento  me di cuenta que era Domingo, que no tenía que trabajar y que no estaba en Madrid.¡ Qué alivio! Ese fue mi tercer pensamiento.
 Me levanté . No había silencio .Oía una mezcla de ruidos lejanos,  una mezcla de escalas, frecuencias y notas.  Era como una orquesta dirigida por una batuta mágica, no la ves pero por la rítmica sonoridad de los ruidos sabes que esta. Oigo como algo salpica en las rocas y las hace gemir. Oigo como algo choca contra los acantilados a un ritmo preciso y los hace rugir. Y oigo como  algo llega con fuerza a la tierra y se desploma pesada y acompasadamente como la respiración de un atleta que por fin llega  a la meta. Y entonces las rocas, los acantilados y la tierra colorean esos ruidos, lo tiñen de una gama de azules y verdes en continuo movimiento.
Después me duché, tome un café , recogí la casa y desde el garaje me marché. Y mientras conducía de vuelta a Madrid ese ruido especial, ese ruido casi instrumental ,seguía resonando en mis oídos, y cuanto más lejos estaba  más se amplificaba su eco en mis oídos.
Me acompañó todo el viaje, ofreciéndome esa sensación de protección que te da recuperar el rumbo ,  consolándome con ese aroma salado tan familiar, acariciándome con su sensual  y armonioso baile, sumergiéndome en la complicidad de ese juego de acercarse y alejarse. Tranquilizándome, como a una niña perdida, con la inmensidad de su abrazo.
Llegue  a casa feliz. Una inexplicable sensación de serenidad, tranquilidad y paz me invadía por todas partes . Todavía  resonaba en mis oídos el ruido de la mañana , un ruido que me evocaba belleza y libertad.
 Y entonces lo supe... Cuando me vaya me gustaría que el viento me arrastrara con firme rumbo  hasta donde nace ese ruido y con  ritmo preciso me dejara caer entre las toneladas de agua y así entre olas, me gustaría  romperme  en los acantilados y formar  parte de ese juego de ataque y retirada , de terminar y volver a empezar, de morir y vivir,  porque el eco de esa sonoridad  será siempre para mí  la respuesta a la búsqueda de la belleza, a la sensación de libertad.
Y entonces lo supe... No era ruido eran las voces de los que eligieron el mar.

BEBER SANGRIA


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Acerque el vaso a mis labios, y antes de que me envolviera su embriagador aroma  ya había dado el primer  trago. Note como un ligero y agradable sabor a canela endulzaba mi garganta. Y mientras  el líquido  se precipitaba  por mi esófago y antes de que  se acomodara  en mi estomago  ya había dado el segundo trago,  ahora no sabia a canela, ahora solo notaba la acidez del limón y el suave toque que da el  melocotón....

 Me atreví  a dar el tercer trago y percibí la  refrescante sensación de  las burbujas  estallando en ese enigmático sabor del vino  mientras  resbalaban  por la parte alta de mi garganta.  Me picaba el paladar. Me escocían los ojos. Y sin embargo una agradable sensación de inquietud se empezó a apoderar de mi , empezaba a reconocer el cálido efecto que noto cuando estoy contigo.

 Siempre dices que no hay nada como congeniar mucho con una persona y hablar con ella durante una comida  para diluir los problemas . Y siempre dices que nadie congenia más que tú y yo.
 Miro a mi alrededor, el restaurante es el mismo, aunque hoy hay  menos luz.
La  misma mesa  debajo de la ventana ,como todas las veces que me has traído aquí, aunque hoy hay  una incómoda corriente. 
 Siempre dices que para que la conversación fluya mas fácilmente hay que regarla con una  buena jarra de sangría durante la comida
 Pues aquí esta, coronando la mesa una  jarra rebosante de sangría, además hay una cascara  de limón hábilmente enroscada en el borde, justo como a ti te gusta. Aunque hoy  está más fría .
 Y siempre   dices  que  después de la conversación y de muchos tragos  viene lo mejor: Las risas. Por eso doy el cuarto trago hasta vaciar la copa ,  ya no siento frescor cuando la sangría recorre mi garganta y mi esófago,  ahora  siento que en su alocado descenso me quema y deja en llamas todo el recorrido.  !!Buena señal !! Porque según tu teoría el momento "en  llamas" es el mejor porque es el preciso instante en que nos reímos por todo.
 Nos reímos porque el camarero es tan delgado que parece una cerilla, porque se te han olvidado las llaves dentro de casa, porque los señores de la mesa de al lado no paran de mirarnos con cara de conquista  o  porque te he invitado a comer pero como no tengo dinero, tienes que pagar tu.
Me estoy partiendo de risa cuando de repente el camarero se acerca. Hoy no me parece una cerilla. ¡Quizás haya engordado! _ Pienso mientras se para enfrente de mí.
_ Disculpe señora vamos a cerrar_ Me dice con voz compasiva.
_ ¿Cómo dice ?_ Le contesto de forma incrédula 
  _Que cerramos Señora _Insiste con un tono menos compasivo
 Casi todos los días " El cerilla" nos acaba echando pero  siempre dice: "Señoras".  Sin embargo hoy ha dicho: "Señora".
 Señora, ha dicho Señora en singular... ¿ Por qué ?  ¿ Estoy sola?  De repente noto como si un trozo de hielo se hubiera escapado de la jarra y me  hubiera caído en el corazón... ¿ Dónde estás mama? 
Y entonces me acuerdo que no estás....

VESTIRSE EN LA OSCURIDAD

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Abro el armario.... ¿ Que me pongo hoy?
En  el cajón de arriba  a la derecha la ropa interior blanca. En el cajón de abajo a la izquierda ropa interior negra. Hoy me siento seductora me pondré de negro.

 Busco el ultimo sujetador que me compré, es el más suave y tiene una puntilla de encaje.  Los acaricio uno por uno, al mismo tiempo que compruebo que están todos en orden. ¡¡Y por fin!! Aquí esta.  Umm…  Huele a puesto . La chica no lo ha lavado. Me pondré entonces el  de algodón sin tirantes…. En seguida lo encuentro ..Solo tengo uno sin tirantes ..Tiene un ligero olor  a polvos de talco…Huele a limpio…

  Ahora el vestido.... Mi hija siempre me dice que el rosa me queda genial... Tiene la manga francesa y el cuello barco. Voy tocando uno por uno todos los vestidos colgados en el armario hasta que llego a uno con la manga francesa,  enseguida me doy cuenta que no es , tiene escote, el que busco tiene cuello barco.

Sigo palpando  despacio, con cuidado, para que no se me escape ninguno.    ¡ Aquí esta! Manga francesa y cuello barco. ¡Este es mi precioso vestido rosa!. Pero de repente cambio de opinión…..¡¡ Y si me pongo el verde!!  Me emociono solo al pensarlo…

 Hoy voy a comer con mis excompañeros de la Universidad y siempre me decían que el verde me sentaba genial.  Lo busco. Tiene la manga larga, y pequeñas perlitas  alrededor del cuello, es un cuello  a la caja...¡¡Este no es!! No tiene perlitas.  Este tampoco,  tiene la manga corta...Después de tocar todos los vestidos entro en pánico.

¡¡No esta!!  ¿Dónde estará ? La chica lo planchó ayer ..¿Dónde lo habrá puesto? ..¿Lo habrá dejado colgado de la puerta o encima del sofá?

¡¡Ella sabe que el orden para mi es imprescindible!!  ¡¡Que tiene que estar todo en su sitio!!. ¡Pero no me ha hecho caso! ¿ Dónde está el vestido verde? No puedo encontrarlo , no soy capaz de buscar más ,  sé que tiene que  estar cerca pero no sé dónde está. Y a medida que avanzan los minutos una sensación de impotencia , de angustia se apodera de mí , me atenaza el estómago  y me encoge todo el cuerpo  como si estuviera  desnuda delante de todo el mundo. Me siento frágil, perdida. Por eso desisto, asumo que no lo voy a encontrar  y al final me pongo el vestido rosa. A pesar de la frustración inicial,  ahora que lo tengo  puesto, me siento favorecida ,estoy cómoda,  me siento protegida.  Se ajusta perfectamente a mi cuerpo ..Se acopla  a mi piel como un fino guante de terciopelo.

 
  Pero me queda  la prueba del espejo...¿Qué me dirán mis excompañeros   al verme con el vestido ? ¿Les gustará,  me favorecerá de verdad ?  No lo sé  ¿  Y si no me dicen nada….? Siempre me quedará la duda de saber cómo estoy realmente, de saber si estoy guapa, de saber si gusto o doy pena  y la sensación de protección que me ofreció el vestido rosa poco a poco se fue derritiendo y se disolvió en un mar de inseguridad a la espera de la mirada aprobadora  de los demás……
  

UN GESTO EN EL ESPEJO


Había pasado un mes desde la operación. Y tan solo veinticuatro horas desde que su hermana le rapó la cabeza al cero. Todavía no había tenido la valentía de mirarse en el espejo. Pero  hoy se había levantado animada, se duchó, se puso ese vestido color turquesa que tanto le gustaba y se colocó delante del espejo de su habitación.

La primera impresión le heló la sangre. Su primera reacción fue llevarse las manos a la cabeza. Tenía que asegurarse que era ella. Tenía que comprobar que la imagen que le devolvía el espejo era la suya. Siempre le había gustado que le tocaran la cabeza, era uno de sus puntos más sensibles. Vio como el espejo le reflejaba la imagen de sus manos acariciando una cabeza desconocida, blanca  y con una ausencia total de cabello, al mismo tiempo sintió un escalofrió y la frágil sensibilidad de su piel. No le quedó duda. Era ella. Era su cabeza. Y a continuación  notó como sus ojos de color miel, jaspeados con manchas verdosas se empezaron a humedecer.  Y a medida que se humedecían, el color miel brillaba más y las manchas verdosas se diluían y se convertían en agua. Se le escapó una lagrima que empezó un lento descenso por su mejilla, descenso que fue bruscamente interrumpido por un rápido movimiento de su mano derecha.  Aunque sabía que era ella, el espejo se empeñaba en devolverle la imagen de su madre.  Nunca antes había visto a su madre en su propio rostro. Nunca antes se había dado cuenta que eran tan parecidas.   El espejo había conseguido  unirlas en otra dimensión , una dimensión  donde el tiempo y el espacio no existían, el espejo había conseguido mezclar dos mundos, dos épocas, dos rostros  y convertirlos por unos segundos en la misma persona.  Se preguntaba en quien se había convertido.


Finalmente se armó de valor, y cogió la peluca. Se la ajusto bien, primero un lado ,después con mucho cuidado de no despeinarla, el otro. No podía soportar el picor que le producía, pero se repetía constantemente que  tenía que acostumbrarse. Tenía miedo. No se atrevía a mirar al frente. No se atrevida a seguir. Aunque   el color de pelo era el mismo, la melena era más corta y todos lo notarían.
Cerró los ojos. No paraba de pensar  que le diría la gente.  Siempre la decían que tenía un pelo precioso. Ya no se lo dirían más veces.

Al final con el corazón encogido abrió los ojos,  y miró al frente. Se llevó una grata sorpresa, no estaba tan mal,  se sentía favorecida con la peluca.. Parecía la de siempre , la gente no notaria la diferencia. Y enseguida detectó como  sus ojos volvían a estar jaspeados con manchas verdosas y  como cambiaban de expresión.
Ya no veía  a su madre , que murió de cáncer a la misma edad que tenía ella ahora, reflejada en el espejo. Ahora se veía a sí misma . Era la de siempre. Era ella.
Sonrió y aparecieron dos hoyuelos en sus mejillas, la sonrisa iluminó su rostro que en ese momento resplandeció. El miedo había desaparecido . Ahora estaba contenta. Sacó su barra color ciclamen y muy lentamente se pintó los labios una y otra vez. Después se los humedeció con la sensualidad de una mujer que recupera la seguridad en sí misma y que vuelve a sentirse seductora, todavía podría gustar,  cepilló su recién estrenada melena y antes de darse la vuelta le pareció volver  a ver a su madre a través del espejo, enviándole un guiño de complicidad.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

EL PRIMER DESPERTAR

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De repente tenia frio,  de repente no oía voces, ni veía colores, de repente todo había cambiado....
Tenía las manos cerradas. Sabía que me estaba agarrando fuertemente a "algo"...Instintivamente las mire y seguían cerradas .. Instintivamente las abrí y estaban vacías.. No había nada  a lo que agarrarme. Era como si "ese algo", se me hubiera escapado entre los dedos, como si alguien me lo hubiera arrebatado . La sensación de vacío me ardía como agua hirviendo en las entrañas....Pero no sabía qué era lo que había perdido, lo que  había dejado , no sabía qué era lo que me habían  quitado . Solo sabía ,que" ese algo" , era mío, que lo apretaba con mis manos y me lo habían arrebatado..
Y otra vez de repente,  vislumbro un rayo de sol colándose por la ventana , sinuosamente avanzaba por la habitación y sugerentemente   se acercaba a mi cama, casi me roza pero no me toca. Y cuando me quise dar cuenta iluminaba mi cara de la misma forma que iluminaba esa parcela de tiempo que vacila entre el día y la noche , entre el sueño y la realidad, entre lo que soñamos tener y lo que de verdad tenemos . Y en ese preciso instante ya  no tenía frio y  ya no tenía miedo , porque un rayo de sol había teñido del mismo color los sueños de las noches y los días pasados, porque en ese juego de acercarse y alejarse un rayo de sol había reducido el espacio entre dos mundos, había reducido el mundo a la nada y  por fin me había despertado.

LA CRUZ DE MADERA

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¡Mama  tienes un telegrama!   Así empezó todo: con la voz de mi hija pequeña. El telegrama decía que mi hijo mayor estaba herido en un hospital de Zaragoza. No decía mas. Tras leerlo no lo dudé, dejé a mi hija con mi hermano, cogí el coche y empecé un fatídico viaje.
 Por  más que pisaba el acelerador me parecía que el coche no avanzaba, no adelantaba lo suficiente. Al final llegué. Recorrí todos los  hospitales, centros de salud, hablé con médicos, enfermeras, personal sanitario, y nada. Nadie sabía dónde estaba mi hijo, no podía ser , alguien lo habría visto , alguien tendría que saber algo... Finalmente me indicaron un viejo hospital. No estaba en la ciudad. Estaba  en un pueblo cercano, era mi única esperanza. A duras pena salí de la ciudad y tras preguntar a varias personas encontré el pueblo y el hospital. Estaba medio derruido , el aspecto era desolador ..me bajé del coche y entre jóvenes malheridos llamando a sus madres, gritos de dolor, vómitos y sangre me hice paso  por los fúnebres pasillos . Miraba cama por cama, si me paraba me cogían  de la  mano, sus caras suplicaban cariño, pero yo no podía articular palabra, un  nudo atenazaba mi garganta. No eran españoles. Por sus rasgos y el color de la piel parecían árabes. De repente una voz familiar grito mi nombre .    ¡ Era la voz de Carlos, el amigo de mi hijo!

EL TRAYECTO QUE NO HICE



Estaba estudiando y dude. Quería ir a verte pero tenía que  preparar una clase. Sabía que me estabas esperando pero quería llevar la clase bien preparada. Pensé que no tardaría mucho tiempo en llegar.  Que podría acercarme y luego seguir estudiando.
Solo tenía que bajar la calle Narváez que a esas horas ,las siete  de la tarde, estaría en plena ebullición. Las tiendas llenas de gente con ganas de gastar , los bares ofreciendo cervezas y las heladerías llenas de niños. Y en la esquina con Fernán Gonzalez aparecería tu cafetería favorita, Viene azul ,con su cartel luminoso y su agradable terraza. Me sentaría con tus amigas, me invitarían a un café rápido  y hablaríamos de ti y de  cómo te echaban de menos en sus tertulias.