domingo, 23 de noviembre de 2014

BAILAR BAJO LA LLUVIA



Durante la estancia de mi madre en el hospital, fueron varias las vecinas de cama que tuvo.  Mujeres de más de 80 años, con la sabiduría que da la experiencia sobre sus espaldas, y los surcos que dibujan el paso del tiempo sobre sus caras. Cada una tenía una historia, unas con hijos, otras con hermanos, alguna afortunada con marido todavía....Familias con las que conviví, y a las que el sufrimiento me unió en pocos días.
Sin embargo las visitas de los familiares con el paso de los días decaían, eran menos frecuentes y cada vez más cortas. En los  hospitales  hay virus, cansan y entristecen y la gente deja de ir. Sin embargo ellas anhelaban las visitas, anhelaban cariño, porque las personas solas se vuelven frágiles y los pensamientos oscuros cada vez son más grandes y más negros y necesitan a un ser querido  capaz de disipar esos pensamientos y capaz de darles un poco de esperanza. Pero  una tarde nadie llegó a visitar a las vecinas de mi madre, ellas que lo único que necesitaban era cariño; ese día se quedaron esperando y mirando  de la puerta al reloj y del reloj a la puerta, con un movimiento similar a las oscilaciones de un péndulo, que poco a poco van perdiendo fuerza y que al final se para como  se para un corazón roto que ha dejado de latir.



Siempre me han gustado los pequeños temblores que sacuden los corazones de las personas, temblores que se pueden desencadenar por un visita inesperada, una  llamada a tiempo o unas palabras adecuadas.  Yo quería animarlas y quería que sus corazones temblaran en ese momento y les dije:
"Chicas imaginaros que soy una hada madrina, que alguien me ha traído aquí con los ojos vendados y no sé que esto es un hospital y no se que vosotras estáis enfermas....Pero me han entregado un varita mágica para hacer realidad vuestros sueños;..." Y empecé por mi madre... _Mama soy tu hada madrina, dime… ¿Donde te gustaría estar ahora que con mi varita allí te llevare...?
Para mi sorpresa mi madre dijo... _A mí me gustaría estar en Viena Azul (cafetería a la que mi madre iba todos los días antes de estar enferma) con mis queridas amigas....
Seguí con su vecina de la cama derecha, se llama Felisa y tiene un cáncer de hígado muy avanzado... _Felisa... ¿Donde le gustaría estar en este preciso momento que allí la llevaré..?. Felisa me respondió: _A mi me gustaría estar paseando por el retiro del brazo de mi hermano...
Y termine con su vecina de la cama izquierda, tiene leucemia  y  las piernas inmovilizadas desde hace mucho tiempo. Keti... ¿Donde le gustaría estar ahora que allí la llevaré con mi varita?  Me respondió con una sonrisa que ilumino toda la habitación....._Bailando..., Me gustaría estar bailando...Me gustaba tanto bailar!!! Exclamo mientras las lágrimas le resbalaban muy despacio por su mejilla. Su cara en ese momento me recordó la Cordillera de las Andes atravesada por un río pequeño, poco caudaloso pero que alcanza una belleza extraordinaria cuando lo miras desde la distancia de la ventanilla de un avión.
¡¡Un café , un paseo  y bailar...¡¡ Eso es todo!!!! Al final de tu vida lo que más deseas es lo que siempre has tenido al alcance de tu mano. Nada que ver con el dinero, con amores imposibles ni lugares  extraordinarios.....
Me fui de viaje de trabajo y tardé tres días en volver al hospital. Cuando entré en la habitación mi madre estaba sola. Pensé...: Que bien a las vecinas les han dado el alta hospitalaria... Keti es difícil que este bailando, pero Felisa seguro que esta paseando por el retiro con su hermano.....
Entró la enfermera y le pregunté....Y entonces mi alegría desapareció, por un momento perdí el sentido de la dirección de las cosas....Los ruidos a mi alrededor resonaban de forma extraña, las formas se distorsionaban  y vague durante un rato por los pasillos del hospital, y durante un rato más largo por las calle Doctor Esquerdo y por la calle Ibiza.....
Y de repente como si alguien me hubiera traído en volandas...Estaba allí, en el retiro...Los rayos de sol se colaban entre las ramas de los árboles y algunas nubes grisáceas  teñían el ambiente de una sensación de irrealidad. Pero el aire de la mañana había  ya empezado a infiltrarse sin ruido en la escena y rozaba mi cara recordándome que era real. Y entonces las vi, allí estaban.....
 Mi madre, Felisa y Keti... bailando.... Keti  no paraba de dar saltos con las amigas de mi madre,  Felisa y su hermano bailaban cogidos de la mano...y mi madre saboreaba una taza de café mientras se movía con una gracia y un ritmo difícil de explicar, al son de la música que el aire al soplar dejaba al pasar...
No pude refrenar las ganas de unirme a ellos y me enseñaron a seguir su ritmo. El ritmo de lo que muere para volver a nacer otra vez. El ritmo del eterno amanecer. El ritmo del lenguaje secreto del alma. Yo no soy buena bailarina pero sentía el temblor de mi corazón y mi cuerpo seguía el ritmo sin rechistar  Y entonces vi que mi padre también estaba allí, bailando con su cigarrillo en la mano, y su media sonrisa y sentí que me daba un tenue beso a través de una capa de niebla... pero también estaban mis hijos, mi marido, mis amigos... Y todo lo que había tenido o tiene un sentido especial para mí. Y entonces lloré, lloré mucho  por todo lo que había perdido y por todo lo que algún día perdería.  Porque nada dura para siempre


 Las nubes grisáceas empezaron a soltar gotas poco a poco... y sin darnos cuenta llovía con intensidad, todos estábamos empapados.  Todavía quedaba algún rayo de sol. Salió el arco iris y chorreando nos miramos, nos reímos y seguimos bailando si cabe con mas ritmo   y  con más alegría  que antes. Y entonces me di cuenta, entonces lo supe, no sirve de nada esperar a que pase la tormenta, no sirve de nada esperar que llegue la calma y se disipen las nubes...... El secreto de la felicidad es aprender a bailar bajo la lluvia.

6 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Tienes razón, "bailar bajo la lluvia", el secreto está ahí. Tu filosofía de vida, una vez más, me llena de optimismo.

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  3. Q final más bonito.....yo bailo a diario...los pisotones, las caídas son parte del aprendizaje....pero si no bailé me caigo!!

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  4. Me dijiste que ibas a escribir este fin de semana. Me dijiste que te gustaría que lo leyera y que te pusiera un comentario.

    Me ha encantado. Aparte de porque escribes de miedo (bastante mejor que yo), por lo que cuentas y por cómo lo cuentas.

    El final me ha resonado mucho: El secreto de la felicidad es aprender a bailar bajo la lluvia. Es una gran verdad. Y al mismo tiempo, anula otra frase que habías puesto antes: la de que "nada dura para siempre". Porque cuando aprendes a bailar bajo la lluvia aprendes a que lo verdaderamente importante se mantiene, aunque se moje, aunque se ponga feo, aunque parezca que ha desaparecido... cuando aprendes a bailar bajo la lluvia aprendes a mirar las cosas grandes desde el alma. Y desde ahí todo permanece.

    También me ha encantado lo que has puesto de que viste a tu padre y "también estaban mis hijos, mi marido, mis amigos..."

    Un beso enorme, AMIGA

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  5. Maravillosa sensibilidad. Un placer leer lo que escribes. Especialmente hoy, un fuerte abrazo a la "Hada Madrina". Animo!!!. G.

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  6. Gracias por compartirlo.
    Me ha encantado. Lo he leído y releido. Me ha emocionado profundamente.
    Por favor, sigue escribiendo y compartirndo tu gran sensibilidad y capacidad decreflexión.
    Marisa

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