miércoles, 18 de septiembre de 2013

LLAMANDO A LAS PUERTAS DEL CIELO


    Si por algo nos caracterizamos los seres humanos es por el constante afán de búsqueda. Siempre buscamos  y cuando por fin encontramos  empezamos de nuevo a buscar algo distinto.  En el momento que alcanzamos  un objetivo profesional ya empezamos a marcarnos otro, en el momento que dominamos un deporte queremos aprender otro, en el momento que visitamos la  ciudad deseada ya empezamos a desear  visitar otra y cuando hemos terminado un libro que nos ha llevado muy lejos ya queremos leer otro que nos lleve todavía más lejos.. Porque cada vez necesitamos soñar más y despertar menos….
Así me sentía  el otro día a la hora de comer.  En una librería cercana a mi puesto de trabajo buscaba un libro que me llevara más lejos que el anterior..

Me tentó  la idea de ir a Buenos Aires con  Arturo Pérez Reverte y su “Tango de la Vieja Guardia… ,”. Pensé  en acercarme de nuevo a María Dueñas y visitar su Misión Olvido” en California e incluso sentí curiosidad por retroceder a la España  de Serrano Suñer, con Nieves Herrero y conocer de primera mano Lo que escondían sus ojos pero cuando  por fin lo vi, no me cupo  ninguna  duda…: Ahí estaba, me esperaba: “La prueba del cielo”.  Eben Alexander me llamaba  a gritos desde la estantería de los  “top ten” para  contarme su historia.   Al minuto abandonaba la librería  llevando en la mano una bolsa roja con mi última adquisición.
 Siempre he pensado que nuestra conciencia no acaba aquí, se encuentra en otra dimensión e interactúa con nuestro cuerpo, el cual se encuentra atrapado en tres dimensiones.  Siempre he intuido que nuestra alma es un sistema operativo y el cuerpo un terminal distante, por eso nuestra alma puede activarse en diferentes frecuencias dependiendo de la secuencia de ondas que le llegue. Solo necesitaba una prueba para confirmar que es verdad. Que hay algo más allá. El libro que acababa de adquirir era esa prueba.
Leí  con interés la historia de un neurocirujano que a consecuencia de una meningitis entra en coma durante siete días. Los médicos prácticamente lo habían desahuciado pero inexplicablemente volvió a la vida y pudo contar su experiencia.  Había tenido consciencia todo el tiempo pero su consciencia  había estado en otra dimensión. Había tenido una experiencia cercana a la muerte (ECM), experiencia que él, a pesar de un ser científico de reconocido prestigio, no podía explicar racionalmente
Muchos le dijeron que esa experiencia fue un sueño  porque los sueños nos descubren dimensiones distintas que expanden nuestra conciencia y nos abren a un infinito campo de experiencias, allí los límites de la materia no existen, allí todo es posible. Pero el demostró científicamente que no fue un sueño  porque la parte del cerebro que se activa con el sueño, el neocortex,  estaba  gravemente dañado por la infección que le causó una bacteria  En definitiva, Eben Alexander al escribir este libro estaba dispuesto a  demostrar  científicamente que había algo después de la muerte…y yo  al leerlo estaba dispuesta a creérmelo
Cuando termine la lectura  me quede con una agradable sensación de optimismo, me sentía como una vela encendida  en una noche de viento.  Pero  ese optimismo me estalló en la cara cuando  al día siguiente me senté delante del ordenador  para leer la prensa. Había una noticia que me paralizó  como si hubiera recibido una descarga eléctrica
 “Un estudio de la Universidad de Michigan en EEUU demuestra que en las experiencias cercanas a la muerte se da una actividad cerebral bien organizada y que hay características neurofisiológicas consistentes con el proceso consciente, por eso dichas experiencias son tan lúcidas y parecen tan reales”
Se me cayó el alma a los pies con la misma rapidez y violencia con la que cae una perdiz derribada por la bala hambrienta de un cazador, los científicos acababan de destruir la prueba que había encontrado… Habían descubierto una explicación científica a las ECM
¿Cuántas veces debe una persona desilusionarse antes de tener la certeza de algo?…
 ¿Cuántas veces puede ser capaz una persona  de volverse a ilusionar aunque lo tengo todo en contra? ….
¿Cuántas veces puede una persona levantar la vista antes de poder ver el cielo?…
Quizás no lo vea nunca o quizás como diría Bob Dylan, la respuesta amiga  mía, esté flotando entre nosotras…,
Quizás la respuesta esté flotando  en las esquinas de las palabras que yo escribo y en los bordes de los párrafos que tu lees, porque lo más importante se respira en ese aire que circula entre nosotras  ,  en  esa búsqueda  ilusionada  de unas sencillas palabras  iluminadas por la soñada sonrisa de tu alma al leerlas . Y no importa en qué dimensión,  en que frecuencia  o en qué mundo este tu alma o este la mía,  porque en esos mágicos momentos , si soy capaz de encontrar las palabras adecuadas, crearemos una especie de campo magnético, una especie de imán y  conectaremos,  y la vibración de  esa conexión  expandirá su eco en todos los  rincones ,  en todas las dimensiones del universo y entonces nos sentiremos como llamando a las puertas del cielo…, aunque el cielo no exista….


5 comentarios:

  1. bufff...q de cosas..no se si lo he entendido bien...pero me quedo con el pensamiento de que no importa si hay más allá o no, lo importante es seguir ilusionándose con el día a día y con las personas y cosas q te rodean y que la felicidad y la respuesta a nuestras preguntas " is flying in the wind" y si estás atenta quizás la puedas oir.
    Y de mi cosecha añadiría q en el día a día estamos tan perdidos en el ruido q nos rodea q no somos capaces de oir y valorar lo importante.

    ResponderEliminar
  2. Otra vez querida Lola has conseguido lo que te propones que por un momento me sienta transportada con tu ilusión,optimismo,pasión a ese cielo que por supuesto existe, no me cabe duda.

    ResponderEliminar
  3. Querida Lola, hay momentos en los que de repente me paro, cierro los ojos, y me dedico simplemente a sentir....y de entre todas las energias que percibo, hay una que destaca especialmente, esa a la que etiqueto como fe y a través de la cual llego a sentir que claro que hay algo más...sencillamente lo noto. Y sonrío, o me emociono...Qué suerte los que tenemos fe, es un regalo, es una bendición de Dios. Un beso gordo. Pilar

    ResponderEliminar

  4. Chicas que comentarios más bonitos, me pellizcan el corazón.

    De pequeña deje de creer en los Reyes Magos, más tarde dude del amor eterno, me hice mayor y deje de creer en el triunfo profesional y ahora dudo hasta del cielo....

    Pero de lo que nunca he dudado es de ese campo magnetico que a veces se crea entre las personas, de esa fuerza que nos une con la atracción de un imán y la energia de una descarga eléctrica. Y esa fuerza emana y se derrama con las palabras, palabras que no se pierden ni en el ruido del tiempo ni en los limites de la materia, palabras que crean vínculos espirituales y cuya vibración mueve los rincones más escondidos del alma. Y esa fuerza y esas palabras son las que busco al escribir en este blog, y esa fuerza y esas palabras son las que espero que vosotras, mis amigas, encontreís al leerlo.

    ResponderEliminar
  5. Hola Lola!! Me ha encantado, no solo el articulo, sino el alma que has puesto en él. El alma de una niña que está buscando... y que no sabe si lo va a encontrar. ¿Sabes? Yo, de formación de origen soy Doctora en Biología y trabajé muchos años como cientifica. Pero sé una cosa, que la mayoría de los cientificos no dudan: la ciencia no tiene todas las respuestas. ¿Por que te digo eso? Porque esa niña puede sentir cosas que no puede "explicar" racionalmente, pero, como dice Pilar, lo siente, lo nota.
    Para mi una de las cosas que tenemos que aprender a hacer cuando somos mayores, es.... volver a aprender a ser NIÑOS. ¡¡Yo estoy en ese camino!!
    Perdona mi atrevimiento ;-)))

    Un beso,... y me encanta haber "chocado" con tu iman!!

    Élida

    ResponderEliminar